Esteban Laureano Maradona

 

Poco se sabe de la historia de este notable santafesino, cuyo trabajo como médico rural fue de una importancia tal que el 4 de julio, fecha de su nacimiento, se instituyó como el “Día Nacional del Médico Rural”

Instalada  su familia en Buenos Aires, Maradona ingresa a la Facultad de Medicina donde fue discípulo de Bernardo Houssay y de Pedro de Elizalde, entre otros. Descendiente de una poderosa familia del patriciado sanjuanino, podría haber instalado un costoso consultorio en cualquier ciudad importante del país. Pero,  ya recibido, ejerce durante un tiempo en Chaco y luego se instala en  Paraguay. Durante la “Guerra del Chaco”, el conflicto bélico que enfrentó a Paraguay y Bolivia, atendió a los heridos de ambos bandos. Una vez finalizada la guerra dona su sueldo a los soldados paraguayos y a la Cruz Roja. Decide regresar al país e instalarse en Tucumán, donde por entonces vivía su hermano, cuando  un hecho  cambia la historia. En la estación ferroviaria de Estanislao del Campo, (Formosa), donde estaba esperando el tren que lo conduciría a Tucumán, escucha que piden desesperadamente un “curador”  para una mujer a punto de parir. Sin pensarlo, Maradona se sube a un sulky y se adentra en la selva para asistirla. Perdió el tren pero, según dijo tiempo después: “…Después de cuatro años de curar a paraguayos y bolivianos, cómo no voy a hacer algo por esta gente de mi patria” Así fue como se instala en Estanislao del Campo para ejercer su profesión.  Su enorme labor no se limitó a la medicina. Aprendió a hablar la lengua de los tobas, pilagás, wichis y guacurúes, a quienes también les enseñó a leer y escribir. Ayudó  a estas comunidades, además,  enseñándoles a cultivar la tierra, a provisionarlos de agua y alimentos y, en muchas oportunidades, con dinero que salía de su propio bolsillo. Luchó contra la lepra, el mal de Chagas, la tuberculosis y la desnutrición. Para asistir a los enfermos, Maradona ignoraba los horarios y las distancias. La gente del lugar lo llamaba el “Doctor Dios”, pero él siempre repetía que “..No hice otra cosa que cumplir con mi juramento hipocrático de hacer el bien al prójimo” Permaneció 52 años en Estanislao del Campo viviendo tan pobre como sus protegidos, hasta que su salud se lo impidió. Su modesta casa-consultorio, custodiada por los vecinos, está en el kilómetro 240 de la ruta nacional 81. Ejemplo de altruismo y dedicación, fue postulado tres veces al Premio Nobel. Falleció a los 99 años de edad en Rosario.

Nota: la imagen pertenece al sitio elhistoriador.com.ar