La birome

 

Lázlo Jozséf Biró nació en Budapest en 1899. Era tan pequeño que los médicos le dijeron a la madre que tenía pocas chances de sobrevivir. Pero ella lo colocó en una caja de zapatos forrada en algodón y puso una lámpara cerca, para mantener al bebé calentito. Así fueron las primeras horas de este húngaro que, muchos años después, llega al país y se convierte en ciudadano argentino. Su primer intento de crear una lapicera “que no manchara los dedos de tinta” fue en su país. Pero Biró no pudo perfeccionarlo. Fue justamente en un hotel húngaro cuando un hecho fortuito cambiará el curso de la historia. Biró estaba escribiendo con su “lapicera invento” cuando un  hombre se le acerca fascinado y le dice que si alguna vez decide ir a Argentina, contaba con su apoyo. Le da una tarjeta, donde se lee: “Agustín P. Justo, Presidente” Al año siguiente, en 1944 y frente al avance del nazismo, Biró viaja a nuestro país. Instala su taller en la calle Fray Justo Santa María de Oro, en Palermo. Justo lo acerca a inversores ingleses y húngaros, que financian su proyecto. Junto a su socio y amigo, Juan Jorge Meyne, patentó la birome el 10 de junio de 1943. El nombre es la unión de ambos apellidos: Biro y Me.