El Teatro de la Ranchería, ubicado en las actuales Alsina y Perú, fue uno de los primeros teatros en la Buenos Aires colonial. Las funciones tenían lugar los domingos y días festivos, y la alta burguesía disfrutaba de espectáculos teatrales y ópera. María Mercedes González y Benavidez, era una joven madre viuda, a cargo de tres hijos y con numerosas deudas acumuladas. Tenía buenas condiciones para el baile, lo que habilitó un contrato en el teatro. Su debut fue un éxito, pero había un problema: se trataba de una mujer. Su padre inicia una campaña para su despido, argumentando que su trabajo como actriz: “…causa perjuicio a la distinguida calidad de su persona y familia. Y no sólo se echa sobre sí la infamia, sino que la hace trascender a todos sus parientes…” El argumento, absolutamente cuestionable en estos tiempos, fue motivo de un pleito que se extendió por seis meses. Increíble, y afortunadamente, la justicia falló a favor de María. Y, en contra de su familia y la época, la autorizó a “dedicarse a cualquier ejercicio con que sufragar su manutención”

Nota: la imagen pertenece al Sol de San Telmo